ITACA
El amado no
necesita estar vivo. El amado
vive en la cabeza. El telar
es para los pretendientes, encordado
como un arpa con el hilo blanco de un sudario.
Él era dos personas.
Era el cuerpo y la voz, el sencillo
magnetismo de un hombre vivo, y también
el desplegado sueño o imagen
a los que da forma la mujer que trabaja el telar,
que se sienta ahí en un salón lleno
de hombres sin imaginación.
Igual que le tienes lástima
al engañado mar que intentó
llevárselo para siempre
y solamente se llevó al primero,
al verdadero marido, debes
tenerle lástima a estos hombres: no saben
lo que están mirando;
no saben que cuando uno ama de esta forma
un sudario se convierte en un traje de novia.
Louise Glück
en Praderas.
Traducción de Andrés Catalán.
Pre-textos.
El amado no
necesita estar vivo. El amado
vive en la cabeza. El telar
es para los pretendientes, encordado
como un arpa con el hilo blanco de un sudario.
Él era dos personas.
Era el cuerpo y la voz, el sencillo
magnetismo de un hombre vivo, y también
el desplegado sueño o imagen
a los que da forma la mujer que trabaja el telar,
que se sienta ahí en un salón lleno
de hombres sin imaginación.
Igual que le tienes lástima
al engañado mar que intentó
llevárselo para siempre
y solamente se llevó al primero,
al verdadero marido, debes
tenerle lástima a estos hombres: no saben
lo que están mirando;
no saben que cuando uno ama de esta forma
un sudario se convierte en un traje de novia.
Louise Glück
en Praderas.
Traducción de Andrés Catalán.
Pre-textos.