Cómo podrás vivir sin los dientes del lobo,
pequeña soñadora que ríes en mis brazos.
Cómo podrás vivir sin el veneno
mortal de las serpientes
entre tus enemigos,
pequeño animal dócil.
Tú, que no sabes nada
del arte de la guerra,
qué harás sin la coraza forjada por la infancia,
sin el arma eficaz de la mentira.
Pequeño animal dócil, criado en la verdad,
que no te espanten
los gritos de los monos, el rugido
potente del león. No tengas miedo
de quien perpetra el daño,
de aquellas allimañas
condenadas al rito sangriento de la lucha.
Tú que eres sólo amor, no tengas miedo.
Bordón de risa, piel de fruta fresca,
agua de manantial que corre pura
entre tanta inmundicia.
Antonio Rodríguez Jiménez
en Estado líquido.
La isla de Siltolá.
pequeña soñadora que ríes en mis brazos.
Cómo podrás vivir sin el veneno
mortal de las serpientes
entre tus enemigos,
pequeño animal dócil.
Tú, que no sabes nada
del arte de la guerra,
qué harás sin la coraza forjada por la infancia,
sin el arma eficaz de la mentira.
Pequeño animal dócil, criado en la verdad,
que no te espanten
los gritos de los monos, el rugido
potente del león. No tengas miedo
de quien perpetra el daño,
de aquellas allimañas
condenadas al rito sangriento de la lucha.
Tú que eres sólo amor, no tengas miedo.
Bordón de risa, piel de fruta fresca,
agua de manantial que corre pura
entre tanta inmundicia.
Antonio Rodríguez Jiménez
en Estado líquido.
La isla de Siltolá.