Mi más hermoso sueño en esta vida
nada tiene que ver ni con valerme
por mí mismo llegada la vejez,
ni menos con huir del sufrimiento
o con acariciar la vanagloria,
que todo eso se queda en el camino.
Mi más hermoso sueño es, no lo dudo,
vivir hasta el final como hasta ahora,
volcado en el cariño de los míos,
sin otra voluntad que la de darme
y recibir amor, hecho a la idea
de que no existe otra eternidad.
Carmelo Guillén Acosta
en Estado de gracia.
Editorial Renacimiento.