martes, 19 de febrero de 2008
Salva Robles: Poemas de Y tú, por tanto...
La mujer que se ponía (y no se quitaba) vaqueros,
la mujer que inventó la sinrazón de la voz alzada,
la mujer apegada al mecanismo
gestual con dedos inalámbricos,
la mujer de dientes separados,
la mujer que se hace eco entre los huecos,
la mujer del cigarro de antes para después,
la mujer de gusto ecléctico
y la mirada versátil,
la mujer ciudad y un cuento
"que si no me cuentas, reviento",
la mujer que dejó de ser su mero reflejo
para reflejarse en los lienzos inquietos,
la mujer que abandonó la vocación solitaria
para compartirla equitativamente
(integrando al hombre que la piensa)
en su particular iconografía.
PETICIÓN (3)
El telón de fondo del amor
debe estar construido de lo que nos circunda;
por eso, no olvidemos, vida mía,
que más allá de nosotros
están los semáforos, el lavavajillas,
los bandos y la ropa para planchar.
PETICIÓN (5)
Para lo que acabamos de inventar
habría que comprar un mobiliario
en el que rebotaran las batallas
del mundo que ahora no imaginamos.
Salva Robles Carrasco
en Y tú, por tanto, otra cosa
(libro de poemas contagiados)
Aurea Verba.
De la memoria de la especie
17 DE SEPTIEMBRE DE 1986
GRAN BAZAR de Estambul. De noche. Un asaltante ciego ha tejido una red con cuatro o cinco cuerdas blancas y la ha atravesado en mitad de una calle estrecha, para así poder atrapar a sus víctimas. Yo he caído en ella. Me deshago de la red, pero el ciego me sigue todo el tiempo, cogido al faldón de mi anorac. Pronto aparecemos subiendo una rampa. Debajo está el mar. P. y M., y una mujer que en el sueño representa a la madre de ambas, suben también por la rampa, pero al otro lado de una cerca que me separa de ellas. No, hacen nada por ayudarme cuando el ciego me coge por detrás y trata de clavarme un compás en el ojo. A pesar de que el compás no tenía punta, me despierto aterrorizado.
1 DE MAYO DE 1987
MARCHAMOS de noche por un bosque, junto a un inspector de policía y a un experto -ignoro cuál es su especialidad- que encabeza la comitiva. Se han dado varios casos de estrangulamiento en la zona. Divisamos una tienda de campaña iluminada y vemos, al trasluz, al asesino que buscábamos: está ahogando a una nueva víctima. Alguien dispara y lo hiere en las manos; luego, sigue disparando hasta matarlo. De pronto, aparecemos en unos urinarios. F. G. (un compañero de facultad) se halla junto al estrangulador, a quien acaba de resucitar mediante unas píldoras de color amarillo. Descubro que el inspector que nos acompaña toma también esas píldoras, y empiezo a sospechar que es un muerto viviente. E G., el estrangulador y-el propio inspector empiezan a perseguirnos a través del bosque y, más tarde, por las calles de una ciudad deshabitada. Al llegar a una discoteca, nos escondemos dentro del lavabo. Cuando veo que el pomo de la puerta empieza a girar, descubro por fin que estoy soñando.
Manuel Moyano
en La memoria de la especie.
Xordica editorial.
Despedida
sino los dolores, lo que pesa
la larga experiencia del amor..."
R.M.R
Cuenta mi vida
a partir del final
como si alguna vez
fui alguien dentro tuyo.
No hay palabras
que vuelvan
al origen.
A veces una explosión de latidos
dentro de un sueño.
No hay modo de revivir
el tiempo que se ha ido,
nada puede suceder
de la misma manera.
Vivir es otra cosa
que sucede
al mismo tiempo que vivir,
es la ilusión de estar en este mundo
para inventarnos,
estar juntos
e imaginar que somos verdaderos.
Héctor Berenguer
en Entre la nada y el asombro.
Press Scripta Editora. 2007.
Rosario. Argentina.
domingo, 3 de febrero de 2008
Javier Moreno: Erbarme dich, mein gott
Probablemente los siete minutos veintidós
segundos más hermosos de la historia
El tiempo existía desde hacía tiempo
no sé cuánto
nacido del big-bang o quizás eterno
en su inconsistencia
hasta que llegó Bach
y le dio su forma más pura
Bach, traducido Arroyo, para que
como alguien dijo
por una vez
coincidieran la palabra y la cosa
Apenas ha pasado un minuto
y ya afloran las lágrimas
Es posible entender el sentimiento
de culpa. Sencillamente
jamás seremos capacez –ya no-
de crear tan incomparable belleza
Porque tendíamos que creer en ella
Perdóname
Perdónanos, Señor.
Javier Moreno
En Cortes Publicitarios
(Premio Nacional de Poesía Fundación Cultural Miguel Hernández 2006)
Devenir.
José Óscar López: Estación Términi
Todos los trenes que parten de esta estación a cada hora y
que no llevan a ninguna parte,
la loca que vende flores y que mea detrás de los andenes
cuando cree que nadie la mira,
la gente que entra y sale a diario de esta ciudad, y que
entra y sale y no dejan nunca de entrar y de salir,
será por eso que la llaman la Ciudad Eterna.
Es inevitable sentirse vivo enfrentados a aquello a lo que
odiamos: los domingos por la tarde en las estaciones.
Pero estamos en Roma y nuestra admiración hacia esta ciudad
siempre sorprendente y caótica, ruidosa, atenúa el odio,
y estamos cansados también, es cierto, y el cansancio, hora
es de confesarlo, atenúa, qué duda cabe, la vida.
Mi amor recuesta su cabecita que es una guirnalda en mi
hombro mullida cesta, mi amor que se muestra esquiva
cuando pretendo darle un beso
y me dice: “Estoy cansada, muy cansada, quiero llegar a
Florencia, quiero llegar ya mismo a casa”.
Es extraño decir Florencia, nuestra casa, pero así será por
algún tiempo, Florencia, agua caliente para ducharnos
juntos, en silencio, y después una cena reparadora
antes de dormir, nuestro hogar, Florencia, extraño,
hermoso,
“Pronto estaremos en casa”, le digo, vuelvo a intentar un
beso que ella esquiva otra vez, y luego me abraza y
es ella quien me besa.
El tren arranca y parece que lleva al fin hacia alguna
parte, Roma quedará de repente atrás por mucho tiempo,
nos vamos a casa
tan cansados
como si todo este caos y todas estas ruinas hubieran tenido
que ver de veras con nosotros.
José Óscar López
en Nuevos dioses
Colección Los Cuadernos Portátiles.