Creo que tenía miedo de que me cogiera y me besara. Como toda mi historia gira en torno a él, quizá debería describirlo de forma más completa, y para hacerlo te diré que era un tipo alto y flaco con anchas y sobresalientes caderas, y un cuello alargado y fino. Su cuello me asustaba tanto como el resto de su cuerpo, a no ser que fuera su nariz, que era muy grandota, o que sus ojos melancólicos, que eran azul claro y muy pequeños, y que tenía hundidos muy dentro en la cabeza. Era mayor, pero no puedo decir cuánto, porque a los niños todo el mundo les parece mayor excepto los niños. Era el ser más feo que el que hubiera podido ver nunca en un libro de hadas, y yo suplicaba que no me dejasen solo en la sala de estar; y estoy seguro de que a menudo le pedía a mi padre y a mi madre que escogieran otras habitaciones, lo que nunca hacían, porque a ellos les caía bien Albert Nobbs.
George Moore
en La vida singular de Albert Nobbs.
Funambulista.
Traducción de Gonzalo Gómez Montoro.
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