martes, 30 de junio de 2020

Nieves Chillón: Dos poemas de Arborescente.

VI

Un latido de uñas
se enreda en hilo blanco
y llega a la raicilla de los dientes
a unos ojos de color indeciso a cada
cabello sembrado en la almohada

cada dos o tres horas
tengo que sacarme la leche
sacarme la poesía
cada dos o tres días
de lo contrario se enquista
duelen
la leche la poesía
en la luz del dolor o de la fiebre
la urgencia de una boca
quiere la leche igual que la poesía.


X
En la foto la bisabuela está muy joven junto a su hermano muerto

y sin saberlo tú has hollado el mismo suelo la misma tierra apisonada que año tras año guarda
viejos granos de trigo las huellas de las bestias el peine del rastrillo
las pisadas confusas de los niños que serán después los viejos de las fotografías
al más pequeño se lo llevó la escarlatina jugando en el puntal de los amaneceres
los estreptococos en la casa de los pobres vivían con desahogo no así los antibióticos
en la foto sus hermanos rodean la caja abierta donde él cierra los ojos
a pesar del blanco y negro sus mejillas arden por el sarpullido de la enfermedad
ya quieto todo hasta el llanto de quienes contuvieron la respiración ante el fotógrafo
puedo volver a esa tierra mirar esa postal y tocar tu carne viva
como un homenaje a la infancia derrotada y a la infancia nueva
faltan dos horas para escuchar tu risa tierna
y menos para contarte esta historia.


Nieves Chillón
en Arborescente.
Pre-textos.

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