Desde mi niñez yo no fui como los otros; yo no vi como los otros vieron; yo no puede sacar de una fuente común mis pasiones. Yo no he bebido mi pena del mismo manadero, yo no podía despertar mi corazón con el mismo son a la alegría. Y todo cuanto amé yo lo amé solo. Entonces, en mi niñez, el alba de la más tormentosa de las vidas, un misterio que me ata todavía, salió de la profundidad mayor del bien y del mal: del manantial o del torrente, de la peña roja del monte, del sol que jira alrededor de mí con su tinte otoñal de oro, del relámpago celestial que me roza volando, del trueno y del huracán; y de una nube que tomó, para que mis ojos la vieran cuando el cielo restante estaba azul, la forma de un demonio.
Edgar Allan Poe
en Música de otros (traducciones y paráfrasis)
de Juan Ramón Jiménez.
Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores.
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