DREAM IS OVER
“P: En ese disco hay una canción: “Dios”. Una letanía que dice: “No creo en
R: (…) No sé cuándo me puse a hacer la lista de las cosas en las cuales no creía. Hubiera podido continuar largo tiempo. ¿Dónde detenerme? ¿En Churchill? Era necesario que me detuviese. Me detuve en Los Beatles. Porque ya no creo en los mitos, y Los Beatles son un mito. Ya no creo más en ellos. El sueño ha terminado.”
(Entrevista a John Lennon en la revista Marcha, Uruguay, extra de 1971).
John Lennon no quería ser un Beatle
Rimbaud ya no quería ser Rimbaud
Virgilio quiso destruir
Chet Baker se tiró de una ventana
Jack London se voló la tapa de los sesos
y Carver y Bukowski y Malcolm Lowry
se hicieron polvo el hígado
La corte de suicidas y nihilistas
a los que idealizamos
tropezó en algún punto de su vida
con ese No central con ese núcleo
no sabría nombrarlo
la desidia
tal vez
esa cuchara helada debajo de la lengua
ese ya no querer seguir queriendo
Tropezando con esto en un instante
sobre el que convergían todas y cada una
de sus pequeñas quiebras cotidianas
llegados a ese punto
cómo habrían de salvar
aquello en lo que ya no confiaban
Fue por eso que Anne Sexton se durmió para siempre
abrazada al monóxido de carbono
Por eso Ganivet se sumergió en las aguas congeladas del Duina
Por eso Ingeborg Bachean prendió fuego a su cama
Debe ser tan incómodo el adentro
el interior del vientre de la orquídea
donde se asfixia el héroe
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INQUIETUD
Llueve en la calle y leo a Raymond Carver
Se está bien en sus versos a pesar del dolor
Habla de un cuervo negro
Y luego de otro cuervo de un poema de Frost
el ave oscura que al batir sus alas
deja caer el polvillo de nieve
encima de los hombros del poeta
le da sentido al día
Nada que ver con el nevermore de Poe
Nada que ver nos dice Carver
con los cuervos de Homero
hartos de sangre
después de la batalla –dice Carver
Ni con los mitos nórdicos
en que estas aves
ofrecen su espionaje al dios Odín
le cuentan al oído
cuanto han visto en el mundo
Lo saben todo de nosotros
Y ya no se me ocurre nada más inquietante
Nada que ver
Estos son cuervos más bien apacibles
estímulos de la sabiduría
animales didácticos
Mientras salto de un cuervo al otro cuervo
siento agitarse dentro de mis manos
las alas de otro más que yo añado al poema
superpuesto
superpuesto al de Carver al de Frost
a los de Homero y a los espías de Odín:
el que todas las noches
picotea el cristal de mi ventana
el cristal gigantesco de mi vida
el país de cristales en que escribo
mientras tú duermes.
Mario Cuenca Sandoval
En Guerra del fin del sueño.
La garúa libros.
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