ES Palma. Podría ser Palermo
o cualquier otro sitio de Sicilia.
O Nápoles, una casa de campo
de las muchas que pueblan
las faldas del Vesubio,
como aquélla que vimos
en Viaggio in Italia,
el film de Rossellini.
Una terraza amplia
y dos palmeras.
Al fondo, las montañas.
El mar, que no se ve,
se intuye por la luz;
una atmósfera, un tono
que es mediterráneo.
Quien posa es de muy lejos,
sus rasgos lo delatan.
En su rostro, no obstante,
el color, la mirada
pasarían por nuestros.
Y la melancolía, tan latina.
Alguien que ha muerto
Eligió este lugar
para pasar el resto
de lo que fue su vida.
Ella recuerda.
Desde esa barandilla
—la mirada difusa—
Triste le piensa.
Álvaro Valverde
En El cuarto del siroco.
Tusquets editores.
o cualquier otro sitio de Sicilia.
O Nápoles, una casa de campo
de las muchas que pueblan
las faldas del Vesubio,
como aquélla que vimos
en Viaggio in Italia,
el film de Rossellini.
Una terraza amplia
y dos palmeras.
Al fondo, las montañas.
El mar, que no se ve,
se intuye por la luz;
una atmósfera, un tono
que es mediterráneo.
Quien posa es de muy lejos,
sus rasgos lo delatan.
En su rostro, no obstante,
el color, la mirada
pasarían por nuestros.
Y la melancolía, tan latina.
Alguien que ha muerto
Eligió este lugar
para pasar el resto
de lo que fue su vida.
Ella recuerda.
Desde esa barandilla
—la mirada difusa—
Triste le piensa.
Álvaro Valverde
En El cuarto del siroco.
Tusquets editores.
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