allí estarán, con tanto frío, pensaba
al despertarse y vio de pronto otro
cuarto, con la ventana al fondo y ranuras
de sombra en el techo que la persiana
dibujaba; podía seguir entonces como móviles
luces los coches allá arriba y recordó
que en poesía es mejor esconder
el tesoro que encontrarlo, con ese
frío, ¿cuántos quedarán?, como cuenco
o cuna de los montes el barroco, el arroyo
los árboles, el mundo era un
milagro porque lo contenía, querría
que no hiciera tanto frío, sabía
que también eso era ajeno.
(eloísa otero)
Olvido García Valdés
en Confía en la gracia.
Tusquets. Nuevos textos sagrados.
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