El tiempo nuestro es ya de despedida:
con los adioses viene el viento al pámpano,
como en Valpolicella oscurecida
en la mano de tinte del invierno:
parques, lejanas estaciones pasan
por andenes de invierno, por los cerros
que pierden su color al ser tiznados
en los cristales por la luz que piensa:
así vamos al centro, no a la huida
o a lo abismal, sino al clavel del tiempo,
que nos ve en un espejo llameante,
en un planeta de agua incandescente.
Así las nubes en su oficio pasan,
como Santa Compaña o estantigua,
como la romería del rosal:
no Monsalvat, no Camelot ni Trípoli,
sino el santo Grial de nuestros sueños.
Y de toda la vida, este puñado,
esta gavilla de claveles queda:
tanta palabra por decir tan sólo
la esclavina de plata del amor.
Pere Gimferer
en Rapsodia
Seix Barral.
2 comentarios:
Va, me he emocionao. Pero de verdad.
Este libro ha hecho que desempolve sus libros anteriores. El último que tenía era Vendaval, en península, me parece.Y luego Arde el mar, que me regalaron Diego y José Óscar, me parece, hace años, por un cumpleaños, y el volumen de poesía de visor, también Mascarada, que no sé si salió antes o después de Vendaval. A mí siempre me ha parecido emocionante leerlo, el placer de la belleza elaborada.
Antonio
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