en los dedos de la memoria. Pero
se rompe el hilo y las cuentas deslizan
por el pavimento de la página. Las viejas
de los rostros deshechos por el ocaso corren
tras ellas y las recogen,
sin saber para qué sirven. Espero
a que se duerman para robárselas, oyendo
de sus labios susurros de palabras
dispersas de la frase del sueño. En el patio,
entre tablas amontonadas pura
arder dentro del horno del pan, un reflejo
templado de la luna atraviesa los muros de piedra,
atrayendo hacia fuera de sus huevos de musgo las lagartijas.
Y no veo el camino hacia donde el destino
me lleva; pero voy dejando tras de mí
las cuentas que señalan el tiempo de mis pasos.
Si me pierdo, guiarán mi regreso-
como si el viento y los animales nocturnos
no las fuesen a dispersar muy lejos de mi vista,
y yo no me alejase cada mañana, más y más del patio
de mi infancia.
Nuno Judice
en El fruto de la gramática.
Valparaíso ediciones.