miércoles, 15 de abril de 2009

El lector



Pasó un tiempo hasta que mi cuerpo dejó de añorarla; a veces yo mismo me daba cuenta de que mis brazos y mis piernas la buscaban mientras dormía, y mi hermano contó más de una vez en la mesa que yo había llamado en sueños a una tal Hanna. También recuerdo haberme pasado clases enteras soñando con ella, pensando sólo en ella. Pero luego el sentidmiento de culpa que me había atormentado en las primeras semanas se disipó. Empecé a evitar su casa, a tomar otros caminos, y al cabo de medio año mi familia se mudó a otro barrio. No olvidé a Hanna, desde luego, pero en algún momento su recuerdo dejó de acompañarme a todas partes. Quedó atrás, como queda atrás una ciudad cuando el tren sigue su marcha. Está allí, en algún lugar a nuestra espalda, y si hace falta puede uno coger otro tren e ir a asegurarse de que la ciudad todavía sigue allí. Pero, ¿para qué hacer tal cosa?

Bernhard Schlink
en El lector
Anagrama.

5 comentarios:

una pez payaso dijo...

Querido primo veo que regresas, muy bonita entrada. Un anbrazo

Anónimo dijo...

He descubierto de manera casual este blog. Me alegra encontrarte por aquí Antonio. La elección del texto me parece excelente, y al leerlo, sin mirar de quien era, pensaba que era tuyo. No importa. Todo lo que escribes es bueno, porque sale del corazón de una buena persona. Un fuerte abrazo de Jesús Bastida.

Juanlo dijo...

Alguien comentó que el blog cuando se crea es como una cadena que se arrastra hasta el final. Antonio, no dejes nunca de escribir en tus blogs y hacernos felices a mucha gente, incluso a mí.

Antonio Aguilar dijo...

Gracias, amigos. La verdad es que mi relación con este blog en concreto es de puro cariño, son ya varios años lo que llevamos juntos, muchas caras de escritores en el margen derecho, incluso me he permitido poner la mía, muchos libros en resumen, mucha vida. Han pasado tantas cosas entre la primera imagen y la última, y lo que ha pasado, creo verlo ahora, está aquí, toda la historia, sólo hay que saber leerla, aunque esa no era la lectura original, pero está ahí también, mi autobiografía. Gracias Pececillo, siento mi silencio. Un abrazote Jesús, la vida nos hilvana en momentos dispares. Gracias Juanlo, amigo.

El casero dijo...

Hola Antonio. Te he citado en mi blog. No es gran cosa, pero ahí está. He visto la película. Me gustó mucho, creo que más que el libro. La historia inicial de amor es preciosa: el baño, el sexo, la lectura. Todos querríamos encontrar a alguien para leerle así en la cama, bueno, o en sofá, o en la cocina, o de paseo, incluso lo que nosotros escribimos. Luego la historia se pierde un poco.

Gracias por este blog. Es mucho tiempo el que hay aquí, y mucho cariño. Yo he visto esa otra historia entre líneas. Como decía otro amigo tuyo, hay ahí más biografía que en tus propios textos. Y cuídate.