domingo, 26 de diciembre de 2021

Karmelo C. Iribarren: Un gorrión

 Ninguna duda al respecto, 

de ser un pájaro sería un gorrión.


No tener que resultar interesante 

supondría para mí una gran ventaja; 

más o menos, seguiría siendo 

el que soy: un tiempo que va a su aire.


Por la mañana y por la tarde, 

desde las ramas de los árboles del río

-como ahora desde los bancos 

de las plazas-, vería pasar a la gente 

que cree que va a alguna parte.

                                                   Y en el caso

de que me aburriese su optimismo

-lo que no sería de extrañar-

podría darme unos garbeos por ahí, 

por las zonas más alejadas de la ciudad, 

para observar a vista de pájaro

-haciendo uso de mi nueva condición- 

algún lugar que pudiera interesarme.


Y, por supuesto, en cuanto saliese el solo

me acercaría a las terrazas de los bares.




Karmelo C. Iribarren

En El escenario.

Colección Visor de Poesía.

Ángeles Carnacea Un poema de por aquí pasó un rio

 Huída al bosque, la hija

se alimentaba de animales silvestres. 

Duerme, bebe.

Respira como un pez.

Separa los lab iOS. Baila en círculos.

Cansadas las piernas, reposa.

Anhela temas sutiles, sensatos.

Un más allá del universo negro.

No ser árbol 

Ni permanecer.

Escondites, Pilar Adón.


hubo un tiempo

                    tuve una casa

                              y fuimos familia




Ángeles Carnacea

En Por aquí pasó un río.

Raspabook poesía.



Piedad Bonnett: Las cicatrices


No hay cicatriz, por brutal que parezca, 

que no encierre belleza.

Una historia puntual se cuenta en ella, 

algún dolor. Pero también su fin.

Las cicatrices, pues, son las costuras 

de la memoria, 

un remate imperfecto que nos sana 

dañándonos. La forma 

que el tiempo encuentra 

de que nunca olvidemos las heridas.




Piedad Bonnett 

en Lo terrible es el borde. Antología poética.

Colección Visor de Poesía.