Es muy fácil pensar que uno no existe
Es muy fácil pensar la existencia sin uno
entre los pormenores de este espacio perfecto
Paseando entre objetos callados
enfrentando el silencio de los nombres
sobre las etiquetas pues las cosas inmóviles
de algún modo también son elocuentes
El lujo y el silencio son amantes
el lujo y el silencio se devoran los pechos
se muerden en los muslos uno al otro
mientras en la ventana se nos muere de frío
un viejo sin zapatos que recuerda a Jesús
si hubiera sido viejo
Qué temblor de silencio en los oídos
Los precios y los nombres nos recuerdan
que habría que llorar como leones
porque el mundo ha enfermado de puro indiferente
o de afán por las cosas que no duran
desmesurado amor por cosas que no duran
Qué temblor de neón y que cansancio
Entre objetos con precio con alma y denominación
delimitada nítida las cosas
te pregutan tu nombre
quién es uno qué es uno
La chica de la caja (con sus ojos de cine)
la chica de la caja conoce la respuesta:
piénselo bien
usted no es más que el ticket de su compra
Repítelo tres veces
y tómese otra copa en nuestro bar.
Mario Cuenca Sandoval
en El libro de los hundidos.
Visor.
1 comentario:
Brutal o sentimental, Bukowski siempre inspira. En este caso de una manera genial.
Felicidades por el blog.
Publicar un comentario