A Adela
DESDE nuestra azotea la ciudad
se ve tan reducida como un mapa:
con un dedo delante de nosotros
tapamos una calle, un edificio;
con una mano, un vecindario entero.
Tendidos en el borde, la caída
de mas de quince pisos nos parece
un aljibe de luz donde, cansados,
dejamos nuestros brazos suspendidos
después de señalar luces urbanas.
Se aleja una ambulancia y su sirena
es la mejor metáfora posible
para esta noche nuestra,
cada vez más distinta y más distante.
Andrés María García Cuevas
en Las ciudades.
Rialp. Adonáis.
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