Ocurre que después del laborioso forcejear
el poema
están donde menos se esperaba,
donde nadie lo buscó,
donde no se ve,
en el rincón más apagado.
Vino a dar ahí
burlando al que escribía, al lector, a la página.
Se deslizó hasta ese lugar
donde de pronto
es descubierto.
Aquí,
dice una voz queda.
Oculto
como un niño
en un cuarto
donde se guardan viejos muebles.
Rafael Cadenas
en Florecemos en un abismo. Poemas.
Fondo de Cultura Económica.
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