A Vicente Cervera
El presente reescribe tenazmente la historia
sobre
melodías inacabadas.
Nada
importa si lo anterior fue más bello
que
lo nuevo o si su ritmo
continúa
atrapando en sus compases
al
corazón,
su
mano busca completar constantemente
el
pentagrama para seguir cantando.
La
partitura no presenta marcas ni borrones
que
afeen la grafía actualizada,
porque
la vida escribe siempre sus romances
sin
tinta china,
sin
cadenas lo suficientemente fuertes
para
resistir la tensión del nuevo deseo.
No
temo las variaciones rítmicas de la orquesta
ni
tampoco que ml allegro se transforme
en
ocasiones en un adagio melancólico,
marcado
en el cristal
por
gotas de lluvia de distintos cielos,
porque
si al pentagrama se le agregan
las
notas musicales precisas
aparece
nuevamente la música.
E1
compás le da al pulso del corazón
la
medida con la que percibimos
las
estructuras en las que se ordena la vida,
pero
somos nosotros, a modo de acentos
y
silencios, los que podemos dar sentido
a la
composición.
La
partitura nunca guarda marcas ni borrones
que
afeen su grafía actualizada, es cierto,
porque
la vida nunca escribe sus romances
con
tinta china,
pero
el alma guarda siempre en sus faldones
un ritornello que le recuerda y devuelve
fragmentos
pasados de la obra,
pequeñas
anotaciones en el libretto
que
dan al presente esa pausa necesaria
para interpretar brillantemente la canción.
Alberto Caride Brocal
En Narciso despeinado.
Azarbe.
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