VARIACIÓN STANDFFORD
Conducía a través de un estrecho sendero de montaña.
Noche azul y, de pronto,
me encontré un ciervo
muerto.
Bajé del coche y anduve hacia el cadáver.
La piel suave. El cuerpo, casi rígido.
¿Dónde miran los ojos de los muertos?
¿En qué lugar coinciden sus miradas?
Lo fui arrastrando hacia el desfiladero.
Antes de despeñarlo,
me fijé en su barriga extrañamente desproporcionada,
que aún estaba caliente.
Y entonces, la palpé:
en su interior un cervatillo
inmóvil,
donde nace la muerte.
JARDÍN
Después de la tormenta,
las hojas que han caído alrededor del árbol
empiezan a pudrirse.
Gotean los rosales:
son un cuadro de Pollock
queriendo deshacerse.
Mi madre me contó
que la primera vez que vi la lluvia
empecé a llorar,
como si por entonces ya entendiera
que en la belleza hay algo doloroso.
Es invierno. Y hay una bruma leve,
fría,
como un velo de novia en la mesa de autopsias.
Dime,
¿qué crees tener que ya no hayas perdido?
Josep M. Rodríguez
en Sangre seca.
Hiperión.
Conducía a través de un estrecho sendero de montaña.
Noche azul y, de pronto,
me encontré un ciervo
muerto.
Bajé del coche y anduve hacia el cadáver.
La piel suave. El cuerpo, casi rígido.
¿Dónde miran los ojos de los muertos?
¿En qué lugar coinciden sus miradas?
Lo fui arrastrando hacia el desfiladero.
Antes de despeñarlo,
me fijé en su barriga extrañamente desproporcionada,
que aún estaba caliente.
Y entonces, la palpé:
en su interior un cervatillo
inmóvil,
donde nace la muerte.
JARDÍN
Después de la tormenta,
las hojas que han caído alrededor del árbol
empiezan a pudrirse.
Gotean los rosales:
son un cuadro de Pollock
queriendo deshacerse.
Mi madre me contó
que la primera vez que vi la lluvia
empecé a llorar,
como si por entonces ya entendiera
que en la belleza hay algo doloroso.
Es invierno. Y hay una bruma leve,
fría,
como un velo de novia en la mesa de autopsias.
Dime,
¿qué crees tener que ya no hayas perdido?
Josep M. Rodríguez
en Sangre seca.
Hiperión.
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