Cuando mi marido me dejó, hubo un dolor que yo no
sentí, el dolor que siente quien pierde a aquel
a quien ama. No me empujaron
contra la rejilla de una vida oral,
sólo contra la verja, lentamente cerrada,
de la preferencia. A veces los envidiaba
-por lo que yo veía como el sufrimiento honorable
de alguien que ha sido arrojado contra la reja
de hierro. Creo que él llegó, en privado, a
sentir que estaba muriendo, conmigo, y que si
tenía lo que hacía falta para arrancarlo todo con sus
dientes y escapar, entonces podría nacer. Así que él se fue
a otro mundo -este
mundo, donde yo no lo veo ni lo oigo-
y mi tarea es comerme entero el coche
de mi ira, parte a parte, algunas partes
reducidas a polvo de acero. Lo que más me gusta
son los asientos de tela, azul-gris, el primer
coche que compramos juntos, desde hace tiempo
marcado con manchas refregadas -babas,
Lágrimas, helado, ninguna herida, sólo
La mensual sangre del alivio, y el dejarse
ir cuando las aguas rompían.
Sharon Olds
En El salto del ciervo
Versión castellana de Joan Margarit Consarnau y Eduard Lezcano Margarita
Ediciones Igitur.
sentí, el dolor que siente quien pierde a aquel
a quien ama. No me empujaron
contra la rejilla de una vida oral,
sólo contra la verja, lentamente cerrada,
de la preferencia. A veces los envidiaba
-por lo que yo veía como el sufrimiento honorable
de alguien que ha sido arrojado contra la reja
de hierro. Creo que él llegó, en privado, a
sentir que estaba muriendo, conmigo, y que si
tenía lo que hacía falta para arrancarlo todo con sus
dientes y escapar, entonces podría nacer. Así que él se fue
a otro mundo -este
mundo, donde yo no lo veo ni lo oigo-
y mi tarea es comerme entero el coche
de mi ira, parte a parte, algunas partes
reducidas a polvo de acero. Lo que más me gusta
son los asientos de tela, azul-gris, el primer
coche que compramos juntos, desde hace tiempo
marcado con manchas refregadas -babas,
Lágrimas, helado, ninguna herida, sólo
La mensual sangre del alivio, y el dejarse
ir cuando las aguas rompían.
Sharon Olds
En El salto del ciervo
Versión castellana de Joan Margarit Consarnau y Eduard Lezcano Margarita
Ediciones Igitur.
No hay comentarios:
Publicar un comentario