A CIERTA edad, lo valioso no es
tanto el qué de las cosas,
no es el tacto de la cama recién
deshecha, el brillo de lo que puede verse
con los ojos cerrados, ni siquiera
la ficción de los triunfos pasajeros.
A cierta edad, lo importante,
es la sinestesia, aquello que incita
a seguir el rastro: ver con las yemas
de los dedos, reconocerte en el sonido
de otro cuerpo o que el olor de las cosas
sea intertextualidad y no verso.
Alberto Caride
en El síndrome de Guillain-Barré.
Colección Sudeste.
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