lunes, 16 de enero de 2012

Una cita con la muerte


Desde el Somme


En otro tiempo cantaba sobre cosas sencillas,
Sobre el amanecer el verano, y el atardecer del verano y su noche,
la hierba con rocío, y anillos de hadas mojadas por el rocío,
el largo vuelo dorado de la alondra.

En lo profundo del bosque tocaba mi melodía
mientras las ardillas hacían crujir sus avellanas en lo alto,
o cruzaba la arena mojada hasta el mar
y cantaba al mar y al cielo.

Cuando llega el silencio, plateado del la noche
miraba por las ventanas hacia los perfumados céspedes,
cantaba suavemente sobre el amor y sus delicias
para acallar a faunos de mármol.

A menudo cantaba en una taberna
sobre el amanecer en la vid de la montaña,
y, reclamando un coro, barría las cuerdas
en alabanza del buen vino tinto.

Jugaba con todos los juguetes que los bienes proporcionan,
cantaba mis canciones y lo hacía todo festivo.
Ahora he echado a un lado mis juguetes rotos
y he tirado mi laúd.

Antaño un cantante, ahora me veo obligado a llorar.
Dentro de mi alma siento crecer una múscia extraña,
basto canto de una tragedia demasiado profunda
-demasiado profunda-
para ser pronunciada por mis pobres labios.

Leslie Coulson
En Tengo una cita con la muerte. (Poetas muertos en la gran guerra).
Linteo poesía.
Selección, traducción y prólogo de Borja Aguiló y Ben Clark.

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