domingo, 27 de julio de 2008

Poemas de Louise Glück

AMANTE DE LAS FLORES



En nuestra familia, todos aman las flores.

Por eso las tumbras nos parecen tan extrañas:

sin flores, sólo herméticas fincas de hierba

con placas de granito en el centro:

las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras

llena de mugre algunas veces…

Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:

una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre

a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo.

Cada primavera, espera las flores.

Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende

que es mi madre quien paga; después de todo,

es su jardín y cada flor

es para mi padre. Ambas ven

la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island.

El verano es, a veces, muy caluroso,

y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.

Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,

eran tan frágiles…

Mi madre está nerviosa, inquieta

porque mi hermana no sabrá nunca lo bellas que fueron,

de un rosa puro, sin máculas. Es decir,

porque va a sentirse despojada una vez más.

Pero para mi hermana, la condición del amor

es ésa. Era la hija de mi padre:

el rostro del amor es, para ella,

el rostro que se aparta y da la vuelta.

_____________


CONFESIÓN



Decir que nada temo

sería faltar a la verdad.

La enfermedad, la humillación,

me atemorizan.

Tengo sueños, como cualquiera.

Pero aprendí a ocultarlos

para protegerme

de la plenitud: la felicidad

atrae a las Furias.

Son hermanas, salvajes,

que no tienen sentimientos,

sólo envidia.



Louise Glück

En Ararat.

Pre-textos

Traducción de Abraham Gragera.

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