domingo, 27 de julio de 2008

Poemas de Mario Cuenca Sandoval

DREAM IS OVER

“P: En ese disco hay una canción: “Dios”. Una letanía que dice: “No creo en la Biblia, no creo en los naipes, no creo en Hitler, no creo en Jesús, no creo en Kennedy”, etc. Y termina: “No creo en Los Beatles. El sueño ha termiando.” (…)

R: (…) No sé cuándo me puse a hacer la lista de las cosas en las cuales no creía. Hubiera podido continuar largo tiempo. ¿Dónde detenerme? ¿En Churchill? Era necesario que me detuviese. Me detuve en Los Beatles. Porque ya no creo en los mitos, y Los Beatles son un mito. Ya no creo más en ellos. El sueño ha terminado.”

(Entrevista a John Lennon en la revista Marcha, Uruguay, extra de 1971).


John Lennon no quería ser un Beatle

Rimbaud ya no quería ser Rimbaud

Virgilio quiso destruir la Envida

Chet Baker se tiró de una ventana

Jack London se voló la tapa de los sesos

y Carver y Bukowski y Malcolm Lowry

se hicieron polvo el hígado

La corte de suicidas y nihilistas

a los que idealizamos

tropezó en algún punto de su vida

con ese No central con ese núcleo

no sabría nombrarlo

la desidia

tal vez

esa cuchara helada debajo de la lengua

ese ya no querer seguir queriendo

Tropezando con esto en un instante

sobre el que convergían todas y cada una

de sus pequeñas quiebras cotidianas

llegados a ese punto

cómo habrían de salvar

aquello en lo que ya no confiaban

Fue por eso que Anne Sexton se durmió para siempre

abrazada al monóxido de carbono

Por eso Ganivet se sumergió en las aguas congeladas del Duina

Por eso Ingeborg Bachean prendió fuego a su cama

Debe ser tan incómodo el adentro

el interior del vientre de la orquídea

donde se asfixia el héroe

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INQUIETUD


Llueve en la calle y leo a Raymond Carver

Se está bien en sus versos a pesar del dolor

Habla de un cuervo negro

Y luego de otro cuervo de un poema de Frost

el ave oscura que al batir sus alas

deja caer el polvillo de nieve

encima de los hombros del poeta

le da sentido al día

Nada que ver con el nevermore de Poe

Nada que ver nos dice Carver

con los cuervos de Homero

hartos de sangre

después de la batalla –dice Carver

Ni con los mitos nórdicos

en que estas aves

ofrecen su espionaje al dios Odín

le cuentan al oído

cuanto han visto en el mundo

Lo saben todo de nosotros

Y ya no se me ocurre nada más inquietante

Nada que ver

Estos son cuervos más bien apacibles

estímulos de la sabiduría

animales didácticos

Mientras salto de un cuervo al otro cuervo

siento agitarse dentro de mis manos

las alas de otro más que yo añado al poema

superpuesto

superpuesto al de Carver al de Frost

a los de Homero y a los espías de Odín:

el que todas las noches

picotea el cristal de mi ventana

el cristal gigantesco de mi vida

el país de cristales en que escribo

mientras tú duermes.

Mario Cuenca Sandoval

En Guerra del fin del sueño.

La garúa libros.

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