HACIA arriba y abajo se estremecen las hojas
Y, a través de sus huecos, la luz que se desmaya
Se va difuminando, mientras llega la noche.
Fuera, en la carretera, los hilos del telégrafo
Que van a la ciudad, desde la tierra obscura
Suenan al caminante como una espectral lira
Rozada por la mano de un espectro.
Un coche se aproxima con luces encendidas
Que brillan sobre un árbol:
Es claro que no tiene nada que ver conmigo
Y prosigue ruidoso en mundo sólo suyo,
Pero dejando atrás el aire ennegrecido;
Mudo me quedo solo junto a la puerta, pero
Nadie hasta aquí se acerca.
Thomas Hardy
En Los poemas del novelista.
Traducción de Adolfo Sarabia.
Editorial Hiperión.