lunes, 28 de mayo de 2018

Joao Luís Barreto Guimaraes: Poemas de Mediterráneo

EL BUZÓN DE DIOS


Un
rebaño de cristianos en la ciudad de los hebreos-
solo querían tocar las fisuras
en la piedra del Muro (enviar
a través de su Dios un recado
a nuestro Dios). Justo en la entrada de la plaza
del templo de Salomón
un soldado israelí había buscado en nuestra pose
el arma de donde pidiésemos extraer la
Muerte o
el Mal. Nada más inútil. ¿No sabía el
militar que precavía al divino de que
o ese Dios es el mismo o
no hay (del todo)
Dios?


LOS ARGONAUTAS EN OIA
El hermoso viaje
Constantino Cavafis


Para algunos el
final de la tierra es seguro
 el fin del mundo Para otros el
fin del mundo es
el principio del viaje. Denles
un barco a remo nadie sabrá decir
si hizo bien el
que rasgó el Egeo desconocido si
la duda insistente de quien se queda-
es el viaje.

SICILIA

Había olivos
E higos. Messina había sido tomada por
Barcos cartagineses
Como el café de la mañana toma e
Espacio del aire.
Había albaricoques y almendras. Cerca
En Siracusa
(Usando el propio cuerpo)
Arquímedes había demostrado cómo el agua
Es incomprensible.
Nos entrelazábamos manos y pies.
Había limones y cipreses.
No sé si viñas.


Joao Luis Barreto Guimaraes
En Mediterráneo
Traducción de José Ángel Cilleruelo
Vaso Roto poesía.

martes, 22 de mayo de 2018

Miguel Ángel Velasco: Fractal

A Antonio Escohotado

VIOLENTÉ la bisagra
del ver, saqué de quicio
la ventana del alma. Se quebró
la mirada perpleja
en un repunte lívido:
el de la espuma en el crespón del mar,
el de la escarcha en el perfil del cardo.
Lo vi de nieve en la calada nube.
Era una fiebre blanca de puntillas,
un desflecarse el mundo en una fuga
de escalas sin motivo
en abanico roto de infinito.
Vi la costura cruda
de la rosa en esquema.
Vi esa larva encorvada en la liana
del tiempo, nervadura
de la procesionaria que roía
el báculo del juicio.


Miguel Ángel Velasco

En Pólvora en el sueño (Antología)
De La miel salvaje.
Chamán ante el fuego.

domingo, 20 de mayo de 2018

David George Haskell: Las canciones de los árboles






En Nueva York obstaculizar el tráfico peatonal sin “un objetivo legítimo” o, peor todavía, “con la intención de provocar molestias”, es una infracción del código penal del estado por alteración del orden público. La pena para esa transgresión puede incluir una estancia de quince días en la cárcel estatal de la isla de Ribera, aunque la mayoría de gente solo tiene que pagar una multa y realizar servicios a la comunidad. Claro que, en una ciudad, caminar o detenerse en una acera es obstaculizar a alguien, de modo que la ley puede servir como una hebra de una red en el contexto de la cual la policía puede parar a todo el mundo en cualquier momento. Los árboles urbanos se encuentran en una infracción perpetua: todos son obstaculizarores y mantienen, así como observó Howard Nemerov, “un silencio completo” sobre su intención y objetivo. Como los árboles, los seres humanos contemplativos son personas que hacen caso omiso de Las ley leyes vicarias. Asistir sin objetivo es una alteración del orden público. Dejar de moverse es una infracción. Detenerse bajo un árbol de la ciudad es un acto de microsubversión, algo que quizás no se les escape a los hombres bien trajeados que tan poco se acercan a la sombra del peral. No solo es la madera la que incorpora a su ser el zumbido y la ley  de la ciudad.



David George Haskell
En Las canciones de los árboles. Un viaje por las conexiones de la naturaleza.
Turner Noema.