sábado, 24 de marzo de 2018

Manuel Pujante: También saben los árboles...

TAMBIÉN saben los árboles lo que es la simetría
y violentan su cuerpo cuando crecen.

Una mano se alza, araña el aire,
no asume la distancia, busca el cielo.
Se camufla de hojas, de flores y de frutos,
da cobijo a los pájaros, se afana
en los quehaceres propios de su nombre,
bebe la luz, se esconde en la belleza acaso
para esconder también aquel empeño inútil
al que regresa siempre cuando completa el círculo,
se desnuda e intenta, desesperadamente,
llegar tan alto
en vano.

La otra, que sujeta todo el árbol
al suelo y lo mantiene vivo y recto,
la que lo ancla a la tierra firmemente,
se hunde en la humedad sin luz ni horas,
se hipertrofia y encuentra su alimento
en lo podrido.
Y al diestra no sabe lo que hace la siniestra.

También saben los árboles lo que es la simetría
y de la enfermedad del crecimiento
en todas direcciones.



Manuel Pujante
en La zarza y la ceniza.
Balduque.

Christian Nieto Tavira: Finisterra

madre, ¿hasta cuánto no podré probar el agua?
el camino es muy largo y la vida es breve,
este trayecto hacia la nada es inmenso y mi garganta grita de dolor,
se desgarra verso a verso.
si esto será siempre así,
quiero que antes caigan sobre mí miles de esas cosas que no dije,
los te quiero amurallados,
llenos de verdad y cicatriz.
mi existencia ha sido escrita con sangre y las lágrimas sacian mi sed.
porque no entiendo todavía la vida ni los dolores que me aquejan.
porque ya solo me queda la incomprensión
pero nunca el silencio.



Christian Nieto Tavira
en Canto desgarrado.
Ediciones En Huida.

lunes, 5 de marzo de 2018

Hannah Arendt: poema

Sin título

No hay palabras que irrumpan en la oscuridad
ni dioses que alcen la mano.
Adonde quiera que mire...
tierra amontonándose.
No hay formas que se desprendan
ni sombras que se ciernan.
Y sigo oyendo todavía:
“Demasiado tarde, demasiado tarde”.


Hannah Arendt
En Poemas.
Herder.

James Merrit: El Kimono

Al regresar del callejón de los amantes
mi cabello estaba blanco como la nieve.
Alegría, incomprensión, dolor
habían pasado por mi vida como las estaciones.
De cómo llegué a casa
medio muerto y helado, tal vez lo sepas

Ocultas una sonrisa y citas un texto:
Los deseos insatisfechos
persisten de una vida a la siguiente.
Hace tiempo nos apartamos de los hogares
que nos acogieron, hace tiempo eran marcas
sobre un plano de “orgullo abrasador”.

Tiempo sin cordura, el brillo de la burbuja
sobre el nivel carbonizado anuncia
la vuelta de abril. Un fulgor repentino...
Sigue hablando mientras me convierto en
el diseño de un arroyo
bordado por juncos blancos sobre azul.

James Merrill
En Divinas comedias.
Vaso Roto poesía.
Traducción de Jeannette L. Clariond y Andrés Catalán

Maria do Rosário Pedreira: Este otoño...

Este otoño las piedras se cubren con la manta
de musgo; y el barro bebe el agua; y el viento viaja
junto a los muros. Pero yo, sin ti, me acuesto helada sobre la cama
y digo palabras que queman la boca por dentro: amor,

saudade, tu nombre y los nombres de las cosas que tocaste
(y sobre las que dejo crecen el polvo para que los días
no se calquen siempre a otros días). Después

cierro los ojos sobre la almohada y veo el rostro blanco de la casa
dibujarse a la medida de tu ausencia: las ventanas se abren
hacia la soledad de los callejones y hay un harapo de luz bajo la puerta
a la que nadie vendrá a llamar. Me pregunto por dónde anda tu
sombra cuando noestás aquí. Y tengo miedo. Estos son

los bandazos de una vida pequeña: bordar un mantel
para después mancharlo de vino, sentir la herida en la distancia
del puñal, vivir esperando un dolor que ha de llegar.


Maria do Rosário Pedreira
En Una casa con palabras dentro.
Huerga & Fierro editores.
Traducción de Verónica Aranda.