miércoles, 26 de septiembre de 2007

Pater cum veniunt rugae

Cuando se acerca presurosa

ya

la edad oscura de la cruel vejez

que arrebata del cuerpo

la paz y los deseos

y presenta su oferta de achaques

y silencios

el triste manto de la clausura

que te impide comenzar

ya

cualquier cosa, o al menos

comenzarla como empezabas –no hace tanto

a estudiar un idioma, el idioma

con el empuje de quien fuera

a cambiar de país

de vida de parentescos

a fundar otra patria

otra familia

o al menos comenzarla

como si fueras a comenzar

tu vida,

como empezaste a tocar el piano –no hace tanto,

torpemente, por tu cuenta,

y hacías del rincón más oscuro

tu escenario

más brillante

Cuando se acerca la edad

de las renuncias

y ves como se encallan en tus amigos

y en ti –no lo dijeras, no lo dijeras

los nombres de las enfermedades

y de sus torpes remedios

(aquellas conversaciones de los mayores,

tan aburridas, cuando eras niño)

y cómo estás ya no es

una forma ritual de los saludos

Cuando resulta que has vivido

solo

como quien fuera a morir solo,

en compañía tan solo

de los que ya eran parte de tu vida

por razón de sangre

o de permanencia calma de la pasión

que fue, de aquel deseo.

Cuando ya ibas resumiendo,

recopilando los insulsos, tan vulgares,

tan comunes, pero al fin tuyos,

avatares

de tu vida,

como quien revisa sus fotos

justo antes del adiós

resulta, digo, que viene él

o ella, o ambos o viceversa, yo qué sé,

y anuncia que vendrá a llanto y gritos

y a papá y mamá y a madre mía.

Y madre mía. Tengo que romper

mi biografía, tengo que curar

mi sin salud,

tengo que parirme también yo,

también yo

recién nacido.

Pero dice mi hijo, el que vendrá,

que esté tranquilo. Que él se ocupa.

Que rompa todo, que olvide todo,

que no tema.

Que él recoserá mis cicatrices,

que él desgarrará mi alma y mi piel

con otras nuevas, más hermosas.

Y yo no sé, cómo decirlo, no me fío.



Antonio Lorente

Que acaba de ser padre,

Otros poemas en Quebranto,

Editorial Aladeriva.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por esa sorprendente paternidad. Un texto precioso.

Anónimo dijo...

Enhorabuena. Una antigua alumna.