domingo, 5 de junio de 2016

Rubén Martín Díaz: Dos poemas de Arquitectura o sueño

En el jardín

Light breaks where no sun shines.
Dylan Thomas

Leo a Dylan Thomas bajo el estanque sideral. Una luz redonda, aquilatada, vierte el sonido de un oboe nocturno engalanado de grillos. Huele a tierra horneada. La ciudad, al fondo, espejea como brasas de un fuego contenido, aún sin apagar. Todo está en brazos de un orden perfecto. La vida me es propicia y me concede el placer de disfrutar de la lectura sin que nada lo enturbie. Aprendo, pues, a valorar su efímera benevolencia. No exijo, acepto, cumplo, doy las gracias: es todo cuanto sé hacer. A través de esta dicha, la intuición de una luz desmadejada prende al aire sin sol. El día es un proyecto con visos de futuro. La noche, sin embargo, la ebriedad presente con que fluyen los versos del poeta galés bajo mis venas.


El mirlo blanco

La lluvia deshace acuarelas sobre las alas del mirlo; sencillez y belleza en la arquitectura de lo natural. ¿Arquitectura o sueño? De igual forma, retoño de un milagro que pinta acrobacias de pátinas nunca antes contempladas: remolinos de incienso respirados por mis ojos, aroma visto que entibia mi alma y la abreva con cal latiente. En la plata líquida del día, vertida desde una terma celestial, el mirlo se enjuaga su plumaje entallado y renace blanco de tan puro, trasparencia apenas bajo el vértice primero que la luz convoca. Cuerpo vivo en apariencia de nieve -arquitectura o sueño, es indistinto-, su sola imagen me confirma.


Rubén Martín Díaz
en Arquitectura o sueño
Editorial La isla de Siltolá.

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