La gracia de Yogi, que más tarde entrenó a los Yamkees y a los Mets, iba más allá de su talento como jugador y de su profundo conocimiento del béisbol. Su gracia estaba en las palabras. Quizá sólo Groucho Marx podía superarlo en la construcción de ingenios verbales, que le brotaban (y le brotan: cuando se escribe esto, sigue vivo) inconscientemente, sin buscarlos. Uno para empezar. Ya retirado, Carmen, su mujer de toda la vida, le hizo una pregunta delicada: "Naciste en Missouri, te criaste y jugaste en Nueva York, vivimos en Nueva Jersey. Si murieras antes que yo, ¿dónde te gustaría que te enterrara?". La respuesta: "No sé, sorpréndeme cuando llegue el momento".
Sigue una selección de frases. Algunas son muy populares. La mayoría fueron pronunciadas como declaraciones improvisadas para la prensa.
-Hay que ir con mucho cuidado si uno no sabe dónde va, porque podría no llegar.
-Si no puedes imitarle, no le copies.
-Corta la pizza en cuatro pedazos, no tengo tanta hambre como para comerme seis.
-El béisbol es cuestión de cerebro en un 90 por ciento, la otra mitad es esfuerzo físico.
-Ya nadie va a ese sitio, hay demasiada gente.
-Se hace tarde muy temprano.
-¿Para qué comprar buenas maletas? Sólo se utilizan en los viajes.
-Es un gran hotel. Las toallas son tan gruesas que casi no puedo cerrar la maleta.
-Hay que ir a los funerales de los demás; si no, no vendrán al tuyo.
-El futuro no es lo que era.
-Nunca hay que responder una carta anónima.
-Cuando uno llega a una encrucijada debe seguir adelante.
-Suelo hacer un par de horas la siesta, desde la 1 hasta las 4.
-¿Qué haría si encontrara un millón de dólares? Localizaría a quien los hubiera perdido, y, si fuera pobre, se los devolvería.
-Yo no he dicho todo lo que he dicho.
Grande, ¿no?
______________________
Nueva York sigue siendo una tormenta de almas, un caudaloso río humano. Para entender ciertas cosas no hacen falta idiomas, ni experiencia, ni memoria. Basta con abrir la ventana y escuchar el rugido de la bestia.
Enric González
en Historias de Nueva York.
Rba libros.
Sigue una selección de frases. Algunas son muy populares. La mayoría fueron pronunciadas como declaraciones improvisadas para la prensa.
-Hay que ir con mucho cuidado si uno no sabe dónde va, porque podría no llegar.
-Si no puedes imitarle, no le copies.
-Corta la pizza en cuatro pedazos, no tengo tanta hambre como para comerme seis.
-El béisbol es cuestión de cerebro en un 90 por ciento, la otra mitad es esfuerzo físico.
-Ya nadie va a ese sitio, hay demasiada gente.
-Se hace tarde muy temprano.
-¿Para qué comprar buenas maletas? Sólo se utilizan en los viajes.
-Es un gran hotel. Las toallas son tan gruesas que casi no puedo cerrar la maleta.
-Hay que ir a los funerales de los demás; si no, no vendrán al tuyo.
-El futuro no es lo que era.
-Nunca hay que responder una carta anónima.
-Cuando uno llega a una encrucijada debe seguir adelante.
-Suelo hacer un par de horas la siesta, desde la 1 hasta las 4.
-¿Qué haría si encontrara un millón de dólares? Localizaría a quien los hubiera perdido, y, si fuera pobre, se los devolvería.
-Yo no he dicho todo lo que he dicho.
Grande, ¿no?
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Nueva York sigue siendo una tormenta de almas, un caudaloso río humano. Para entender ciertas cosas no hacen falta idiomas, ni experiencia, ni memoria. Basta con abrir la ventana y escuchar el rugido de la bestia.
Enric González
en Historias de Nueva York.
Rba libros.
1 comentario:
No se lo que haría ya que la siruación está mala y nunca me va a pasar jaja
un abrazo con luz para tus letras
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